Dos vueltas de encaje de bolillo antiguo configuraban el pecherín de la Señora, y como rostrillo una hermosa randa del siglo XIX chorreada sobre su rostro bajo estilo granadino propio de esta soberbia Imagen de los Mora. Sobre su cabeza una hermosa corona de plata sobredorada del siglo XVIII y en su pecho su daga de salida. En el pecherín lucía la Venera de platino de la Orden de Santiago de las Madres Comendadoras y una cruz pectoral de plata, circonitas y amatistas traída de Tierra Santa por hermanos de la Cofradía.
Ceñido a su cintura fajín de general decorado con condecoraciones de la Policía Local, Hermanos Honorarios de esta Corporación del Lunes Santo, y otras joyas, algunas de gran valor procedentes del Monasterio de la Madre de Dios. Estrenaba una hermosa gargantilla de esmeraldas que le regalaron sus Religiosas de la India, así como un Rosario de circonitas que le regalo una hermana de una de las Religiosas, realizado por ella misma, y que portaba en su mano izquierda.
También estrenaba las Cruces de Jerusalén en oro de ley que le trajeron de Tierra Santa los peregrinos de la Hermandad en su viaje a los Santos Lugares, y que portaba en su mano derecha, que ofrecía la Madre del Realejo para ser besada. Otros dos rosarios portaba la Virgen, uno en su brazo derecho de nácar y plata sobredorada donado por sus camareras y el otro de Comendadora ceñido a su cintura.
Numerosos fieles participaron en el Triduo y Vísperas solemnes que se celebraron en honor de la Reina de este Monasterio, así como en su devoto besamano en una espléndida jornada de domingo en el que culminaban los cultos en honor de los Dolores Gloriosos de Nuestra Señora.
En tan sólo dos años y medio será coronada esta hermosa y señorial Imagen de la Virgen de la Amargura que goza de gran veneración en su barrio del Realejo y del cariño de miles de cofrades de nuestra ciudad.
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